Hace unas semanas encontré en formato DVD esta película dirigida por el libanés Ziad Doueri (estrenada en enero del 2005), basada en un libro (La Voz De Lila) escrito bajo el seudónimo de Chimo, que había leído un año antes. La compré a pesar que el libro no pasó a mi lista de consagrados, aunque sí estuvo muy bueno. Creo que al final la historia decae un poco, culminación que en la película se modifica, por un desenlace más creíble a mi entender. En este blog pienso enfocarme exclusivamente en la película.
Esta trata de la historia de un amor no declarado -sino hasta el final- entre dos adolescentes solitarios, desarrollado en los arrabales musulmanes de la Marsella francesa. De un lado, Lila (Vahina Giocante), hermosa chica francesa de 16 años que vive con una tía beata que gusta de inspeccionar los encantos íntimos de su sobrina. Lila, solitaria, de escasos recursos y futuro incierto, construye una vida de fantasía en torno a temas de revistas que recorta y archiva.

Del otro, Chimo (Mohammed Khouas), joven magrebí de 19 años que vive con su madre, habiendo sido abandonados por el padre. Solitario, soñador, futuro escritor que se aísla de sus amigos para reflexionar, observar y nutrirse con la vida que se agita a su alrededor.

Lila y Chimo se miran y se identifican al instante. La atracción es inmediata. Lila lo expresa sondeando a Chimo. Soltándole cargas de profundidad acerca de una doble vida de puta que ella tendría. Lo provoca con historias pornográficas inventadas, donde ella es la desenfrenada protagonista. Le muestra sus encantos íntimos. Lo masturba literalmente. Habiendo detectado la sensibilidad de Chimo, se interesa en él, quiere tocar sus fibras más íntimas y ver qué pasa. “Me gusta tu mirada cuando te hablo”, le confiesa. Pero también espera que Chimo la adivine. Que descubra detrás de tanta mentira a la Lila virgen que ama y desea amar.
El film contiene escenas memorables, como esa donde Lila le muestra a Chimo la entrepierna desnuda desde un columpio, o la del paseo en la bicimoto, que es para este relator una de las más sublimes que haya espectado, si bien mucho se le debe a la fabulosa banda francesa Air y su tema Run (Talkie Walkie). Hay otras postales no menos inolvidables, como aquella donde echados en el jardín, parecen soñar un futuro compartido de posibilidades infinitas.
Cuando la relación entre ambos comienza a acercarse a una manifestación más clara de sus intenciones, el destino interviene en la figura del amigo de Chimo, Mouloud, cabecilla del grupillo de franco-árabes de segunda generación, que obsesionado con Lila, pasa a la acción.
En suma, un film sensual, erótico, pero que hay que ver con los ojos de la percepción, para identificar tras las palabras, las verdaderas intenciones de su protagonista.
El final de la película sugiere que la historia no culmina allí. Probablemente habrá secuela sólo en nuestra imaginación, pues el(¿la?) Chimo de la vida real, suicidó a Lila en la novela.